María y Matilda se encuentran entre el borde del pacífico y las montañas oaxaqueñas; una bella pieza en el paisaje. El lugar perfecto para esa pausa, ese momento especial que tiene que ver con descansar, recargar enegía y reconectar con nosotros y la naturaleza.
La estructura de las casas rozan la arena suspendiendo una losa de concreto sobre cimientos aislados. La intención de apenas tocar el paisaje está presente desde los cimientos hasta la cubierta de concreto soportada por finas columnas de acero, cuya delgadez termina por contar muy poco en el paisaje. Los espacios de Matilda son indefinidos a lo largo del día. A través del movimiento de paredes corredizas de madera hechas a mano usando la tradición del lugar, el control del espacio confinado está casi en total control del habitante. Hay un contraste entre la dureza del concreto y la suavidad de la madera; el hormigón es estructura, y la madera es conformadora del espacio interior.
132.12 m2 / 178.65 m2
Torre
Asociados: Roberto López, Liliana Ramírez, Emmanuel Bello, Jorge Torres Colaboradores: Iván Briones, Juan Manjarrez, Julián Romo de Vivar, Karla Zarate, Mely Morfín, Oscar Juárez, Susana San Juan